Es interesante ver como las frases son adornadas con flores hasta constituirse en un convincente arreglo, para después verlas ocupar un espacio bajo la tierra, como los muertos que han sido olvidados, lejos de los propósitos con las que fueron concebidas.
Funes, un decorador de gran habilidad, sigue arrojando tierra sobre esa moribunda frase “UNIR, CRECER, INCLUIR”. Lo está demostrando en su más reciente consulta para impulsar su plan quinquenal. Bajo la bandera de “Unidad Nacional”, el presidente busca pactar con los que ha llamado “sectores estratégicos” un camino para impulsar el desarrollo durante su gobierno.
Un repaso por los que conforman estos “sectores estratégicos” y los suministros que han sido tomados para elaborar este plan nos dice mucho sobre a quiénes está incluyendo el presidente: la empresa privada constituye el primero y las recetas de FUSADES, la ANEP y el Fondo Monetario Internacional forman parte de los segundos.
La unidad nacional no entra dentro de la lógica burguesa de un sistema capitalista, la cual va encaminada a defender intereses económicos dominantes, dejando tras de sí la catástrofe de la miseria y la inequidad, ¡la esencia de la lucha de clases!.
El desarrollo de un país no se logra incentivando la inversión privada para ensanchar más la oferta de sub empleos. Eso es desarrollo hacia una sociedad industrializada. Parece ser que solo lo está entendiendo en términos económicos señor presidente. El desarrollo hacia una sociedad justa pasa por conseguir la equidad social y de género, brindando los espacios y condiciones para incentivar el intelecto y el arte del pueblo, establecer formas de producción en concordancia con nuestro medio ambiente, capaces de lograr un escenario en donde se pueda volver a sentir placer por el trabajo y, lo más importante, hacer partícipe al pueblo de forma activa en la construcción de su destino. Por ejemplo, no basta con hacer reajustes en la facturación del agua, eso solo es una variable de la relación consumidor-mercado. Es necesario que el pueblo mismo sea administrador de este recurso y que tome las decisiones sobre él.
Todo lo anterior representa una amenaza al capital y a la empresa privada.
Por eso, usted se equivoca señor presidente al creer que la opinión del pueblo está concentrada en las respuestas de algún cuestionario realizado por alguna empresa encuestadora internacional. La opinión de la gente va más allá de un simple si o un no, ya que son ellos y ellas las que saben qué se necesita para mejorar su situación, es el pueblo el que debe darle forma a un plan no solo de repercusiones quinquenales, sino a un proyecto histórico hacia una sociedad justa e igualitaria en donde prime la participación de las mayorías y no la imposición del mercado.
Equipo Mapache
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