MIGRAR HACIA LA MUERTE
Los mapas de los miles de latinoamericanos que migran hacia el norte se han reestructurado. Su destino, que antes apuntaba hacia el sueño gringo, ha sido reemplazado por el fondo de una fosa llena de cadáveres auspiciado por grupos armados que se nombran con la letra final del abecedario y, sobre todo, por la falta de oportunidades propias del sistema imperante.
El sueño gringo, hemos dicho siempre, es una pesadilla si tu piel es oscura y hablas español. Quienes migran en busca de un futuro mejor para ellos y los suyos se han encontrado, involuntariamente, con un presente peor. Sumados a la explotación, los abusos y la discriminación de la que son víctimas en suelo estadounidense, el migrante se enfrenta ahora a la posibilidad casi certera de ser asesinado a mitad del camino. La masacre de 72 migrantes de diferentes partes de América Latina en Tamaulipas, México, nos lo ha demostrado.
Cierta complicidad hay entre este grupo de los “zetas” y el modelo de democracia empresarial. No en vano algunos analistas han nombrado a estos grupos “empresas criminales”, y estamos seguros que sus ganancias serían elogiadas por los evaluadores del mercado si la indignación por la muerte violenta de cientos de personas no tuviera tanto peso a escala mundial. De hecho, la relación entre estos grupos y el modelo es casi una relación de producción: el capitalismo caníbal, al anular toda oportunidad de desarrollo del trabajador en su propia tierra, brinda la materia prima, el migrante, que es aprovechada por la “empresa criminal”, quien secuestra y extorsiona a cambio de un ingreso monetario a sus arcas.
Mientras los mismos organismos dirigidos por los Estados Unidos, como la ONU, admiten la importancia de la migración en el mundo capitalista y la reactivación del mercado, el país del norte decide solucionar el problema levantando muros en sus fronteras y promoviendo leyes racistas como la Ley Antiinmigrante de Arizona. Entre más difícil hacen el lío fronterizo para entrar a territorio gringo, más acercan la muerte al migrante latinoamericano.
Las fronteras, estamos seguros, se inventaron al mismo tiempo que la propiedad privada sobre los medios de producción. Los grupos armados como los “zetas” y las leyes antiinmigrantes como la de Arizona fueron creados por el sistema que defiende dicha propiedad. He aquí la raíz del problema. No solo se trata de buscar explicaciones en el salvajismo demencial de quien es capaz de enterrar 72 cuerpos sino de admitir el origen en el modelo que trata a los que se movilizan por un futuro mejor como un mal.
La migración es un fenómeno natural en el ser humano, pero los motivos por los que se da han sido aumentados por el estilo de vida capital que, aparte, mina su camino. Esta es la realidad de miles de personas al sur de la frontera en todo el mundo, y solo cambiando el origen de sus males evitara que el destino de quienes migran siga siendo la muerte.
Equipo Mapache
04 de septiembre de 2010.
Cierta complicidad hay entre este grupo de los “zetas” y el modelo de democracia empresarial. No en vano algunos analistas han nombrado a estos grupos “empresas criminales”, y estamos seguros que sus ganancias serían elogiadas por los evaluadores del mercado si la indignación por la muerte violenta de cientos de personas no tuviera tanto peso a escala mundial. De hecho, la relación entre estos grupos y el modelo es casi una relación de producción: el capitalismo caníbal, al anular toda oportunidad de desarrollo del trabajador en su propia tierra, brinda la materia prima, el migrante, que es aprovechada por la “empresa criminal”, quien secuestra y extorsiona a cambio de un ingreso monetario a sus arcas.
Mientras los mismos organismos dirigidos por los Estados Unidos, como la ONU, admiten la importancia de la migración en el mundo capitalista y la reactivación del mercado, el país del norte decide solucionar el problema levantando muros en sus fronteras y promoviendo leyes racistas como la Ley Antiinmigrante de Arizona. Entre más difícil hacen el lío fronterizo para entrar a territorio gringo, más acercan la muerte al migrante latinoamericano.
Las fronteras, estamos seguros, se inventaron al mismo tiempo que la propiedad privada sobre los medios de producción. Los grupos armados como los “zetas” y las leyes antiinmigrantes como la de Arizona fueron creados por el sistema que defiende dicha propiedad. He aquí la raíz del problema. No solo se trata de buscar explicaciones en el salvajismo demencial de quien es capaz de enterrar 72 cuerpos sino de admitir el origen en el modelo que trata a los que se movilizan por un futuro mejor como un mal.
La migración es un fenómeno natural en el ser humano, pero los motivos por los que se da han sido aumentados por el estilo de vida capital que, aparte, mina su camino. Esta es la realidad de miles de personas al sur de la frontera en todo el mundo, y solo cambiando el origen de sus males evitara que el destino de quienes migran siga siendo la muerte.
Equipo Mapache
04 de septiembre de 2010.
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