APUNTES SOBRE LA VIOLENCIA EN EL SALVADOR
Solo quienes sepan encarnar la utopía serán aptos para el combate decisivo,
el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido.
Ernesto Sabato
Hace dos días un joven fue atacado por rencillas estudiantiles. Objetivo: robar su camisa y cinturón, como trofeos de guerra. Resultado: un cadáver más para el muertometro de un periódico burdo que es consumido por nuestra sociedad; una nota que aumentará las ventas y a la cual se dará la misma importancia que la publicidad que figurará a su lado sobre electrodomésticos, margarinas y herramientas.
No seremos jueces del fotoperiodista, ni del editor, no debatiremos si fue ético o no. Seremos jueces de nosotros mismos, del valor de la vida en El Salvador, de la importancia igual a cero que tiene, en estos momentos, ver pelear a dos personas de un mismo estrato social por elementos pueriles… que en su imaginario son de materia divina. De la hipocresía dominante en nuestras conciencias, la que se llena la boca con discursos teológicos pero práctica caníbal, la que emite discursos humanistas pero realiza acciones maltusianas, la que predica la solidaridad pero aplasta al compañero para subir peldaños, la que demanda equidad y resucita el darwinismo social.
No hay respuestas ni recetas para salir de esta problemática, de forma instantánea, como lo pretenden algunos pseudo-analistas, nuestro diminuto país cada día más le da la razón a Sartre cuando decía el infierno son los otros ya que vemos al otro como adversario, como peligro latente.
Un holocausto pandilleril tampoco terminará con la violencia, pues, parafraseando a Pessoa: no es matando al asesino como se termina con los asesinatos, ya lo decía Gandhi ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.
Recordemos que la violencia beneficia a la clase social dominante pues logra cohesionar al pueblo a favor de los aparatos represores del Estado, al punto de pedir a gritos “Estados de Excepción” para mantener el orden social, es decir, cuidar que las relaciones sociales de explotación puedan seguir existiendo y rindiendo sus frutos, concentrando la atención de las masas en las consecuencias pero no en las causas de la delincuencia.
La delincuencia que es la manifestación más clara de las contradicciones del sistema capitalista que presenta un mundo ideal, que no es asequible para las mayorías, que, por tanto, buscaran a toda costa lógralo.
De igual forma la vida se ve como una mercancía, de ahí que no sorprenda la escasa importancia que tiene ésta para los jóvenes, que además luchan día a día por lograr una identidad que no les brinda la sociedad pero sí las agrupaciones ilícitas.
Exploremos nuestras entrañas y luego las estructuras sociales, iniciemos un cambio de una vez por todas, pero no en el discurso sino en la praxis, pasemos de ser masa a ser sujetos activos de nuestra historia, devolvamos el valor que este sistema le quito al humano, puede que hubiera tiempos mejores o peores, pero este es el nuestro. ¡Preparémonos para el combate decisivo!
Equipo Mapache
13 de marzo de 2010
el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido.
Ernesto Sabato
Hace dos días un joven fue atacado por rencillas estudiantiles. Objetivo: robar su camisa y cinturón, como trofeos de guerra. Resultado: un cadáver más para el muertometro de un periódico burdo que es consumido por nuestra sociedad; una nota que aumentará las ventas y a la cual se dará la misma importancia que la publicidad que figurará a su lado sobre electrodomésticos, margarinas y herramientas.
No seremos jueces del fotoperiodista, ni del editor, no debatiremos si fue ético o no. Seremos jueces de nosotros mismos, del valor de la vida en El Salvador, de la importancia igual a cero que tiene, en estos momentos, ver pelear a dos personas de un mismo estrato social por elementos pueriles… que en su imaginario son de materia divina. De la hipocresía dominante en nuestras conciencias, la que se llena la boca con discursos teológicos pero práctica caníbal, la que emite discursos humanistas pero realiza acciones maltusianas, la que predica la solidaridad pero aplasta al compañero para subir peldaños, la que demanda equidad y resucita el darwinismo social.
No hay respuestas ni recetas para salir de esta problemática, de forma instantánea, como lo pretenden algunos pseudo-analistas, nuestro diminuto país cada día más le da la razón a Sartre cuando decía el infierno son los otros ya que vemos al otro como adversario, como peligro latente.
Un holocausto pandilleril tampoco terminará con la violencia, pues, parafraseando a Pessoa: no es matando al asesino como se termina con los asesinatos, ya lo decía Gandhi ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.
Recordemos que la violencia beneficia a la clase social dominante pues logra cohesionar al pueblo a favor de los aparatos represores del Estado, al punto de pedir a gritos “Estados de Excepción” para mantener el orden social, es decir, cuidar que las relaciones sociales de explotación puedan seguir existiendo y rindiendo sus frutos, concentrando la atención de las masas en las consecuencias pero no en las causas de la delincuencia.
La delincuencia que es la manifestación más clara de las contradicciones del sistema capitalista que presenta un mundo ideal, que no es asequible para las mayorías, que, por tanto, buscaran a toda costa lógralo.
De igual forma la vida se ve como una mercancía, de ahí que no sorprenda la escasa importancia que tiene ésta para los jóvenes, que además luchan día a día por lograr una identidad que no les brinda la sociedad pero sí las agrupaciones ilícitas.
Exploremos nuestras entrañas y luego las estructuras sociales, iniciemos un cambio de una vez por todas, pero no en el discurso sino en la praxis, pasemos de ser masa a ser sujetos activos de nuestra historia, devolvamos el valor que este sistema le quito al humano, puede que hubiera tiempos mejores o peores, pero este es el nuestro. ¡Preparémonos para el combate decisivo!
Equipo Mapache
13 de marzo de 2010
2 comentarios:
cual es el combate "decisivo"?
...el de recuperar cuanto de humanidad hayamos perdido.
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