21 septiembre 2011

POSICIÓN X: LA EPIDEMIA DE LA AMNESIA SE PROPAGA EN GUATEMALA


"El miedo seca la boca, moja las manos y mutila. el miedo de saber nos condena a la ignorancia; el miedo de hacer nos conduce a la impotencia. La dictadura militar, miedo de escuchar, miedo de decir, nos convirtió en sordomudos. Ahora la democracia, que tiene miedo de recordar, nos enferma de amnesia; pero no se necesita ser Sigmund Freud para saber que no hay alfombra que pueda ocultar la basura de la memoria". Eduardo Galeano.

El 11 de septiembre, mientras en Guatemala se desarollaban las elecciones presidenciales en las que se postulaba como favorito el militar Otto Perez Molina,  en Chile se recordaba con desprecio el 38 aniversario del golpe de estado en contra presidente Salvador Allende, llevado a cabo en 1973. 

Salvador Allende llegó a la presidencia de Chile en 1970 apoyado por una alianza de partidos de izquierda, la Unidad Popular.  Con la llegada de Allende al poder se profundizó la Reforma Agraria y se nacionalizó el cobre y la banca privada, medidas con las que se pretendía establecer un modelo económico más equitativo para la poblacion chilena, pero que causaron descontento entre los grupos de poder, quienes respaldaron el golpe de Estado tras el que se impuso como presidente a Augusto Pinochet.

El golpe fue perpretado por militares entrenados en la Escuela de las Américas.  Lugar donde  se entrenaba en técnicas de combate, inteligencia militar y técnicas de tortura a miles de militares de toda America Latina y que tuvo entre sus alumnos a Anastacio Somoza de Nicaragua,  Augusto Pinochet de Chile, Juan Alberto Melgar Castro de Honduras y Carlos Humberto Romero de El Salvador, todos generales golpistas.

La historia de nuestros países nos ha mostrado como los gobiernos militares se han caracterizado por ser autoritarios, por los altos niveles de represion y por las miles de víctimas mortales que dejan tras su paso.  Guatemala no escapa de esa realidad.

En 1954, el presidente Jacobo Arbenz Guzmám fue derrocado por el coronel Carlos Castillo, con el respaldo de Estados Unidos.  Castillo fue sucedido por  varias dictaduras militares hasta el año 1985.  Todo esto en medio de un conflicto armado que se prolongo 36 años y que dejó como saldo más de 200.000 muertos, miles de  desaparecidos y más de un millón de desplazados. El conflicto terminó el 29 de diciembre de 1996 con la firma de los acuerdos de paz. 

Sin embargo, como una nación que padece de amnesia, el pasado domingo el candidato del  partido patriota, general Otto Pérez Molina, se postuló como favorito para ganar las elecciones presidenciales de Guatemala. Pérez Molina fue denunciado ante Naciones Unidas por prácticas sistemáticas de tortura y actos de genocidio durante el conflicto armado  Guatemala.

En Guatemala más de la mitad de la polbación vive en condiciones de pobreza  y los niveles de inseguridad se han salido del control de las autoridades, dando como resultado un promedio de 16 muertos diarios a causa de la violencia generada por el narcotrafico y el crimen organizado; situación por la cual Pérez Molina ha Ganado simpatía con su promesa de "mano dura" para combatir la delincuencia.   Medida que, como ya se ha comprobado tras su aplicación en El Salvador, no resuelve las causas estructurales de la violencia y solo provoca el incremento de la misma. 

Ante una izquierda debilitada y carente de propuestas, las elecciones de Guatemala fueron secuestradas por la derecha; el segundo en la lista de favoritos fue Manuel Baldizon, del partido liberal democratica renovada. 

Ninguno de los candidatos obtuvo la cantidad de votos necesarios para convertirse en el próximo mandatario, por lo que el seis de noviembre se realizara una segunda ronta entre los dos mas votados: Perez Molina y Baldizón.

Todo indica que el ganador será el genocida Otto Pérez Molina, con lo que el futuro de Guatemala se pinta cada vez menos prometedor.  El pueblo guatemalteco debe ahora de seguir las advertencias que hiciera Allende horas antes de su muerte: “El pueblo debe estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni debe dejarse masacrar, pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a construir con su esfuerzo una vida digna y mejor”.

En El Salvador, debemos estar vigilantes también de los acontencimientos que se desarrollaran en el vecino país, para no contagiarnos de esta amnesia colectiva, para no dar pasos hacia atrás y para no perder las libertades conquistadas gracias a la lucha y el sacrificio de miles de salvadoreños que por años combatieron a la dictadura militar, caracterizada por la repression,  la exclusión social, la privación de derechos, la violencia y la agudizacion de las condiciones de pobreza de las grandes mayorías.

Equipo Mapache.
17 de septiembre de 2011


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