La juventud como fenómeno social
Por Herbert Vargas
La juventud es tema en boga hoy día. Durante la cumbre en Valparaíso, Chile en 2007, los mandatarios y altos representantes de los gobiernos latinoamericanos decidieron dedicar a este tema el siguiente cónclave. Instituciones de diversas índoles corren presurosos tras el botín, siguiendo la tendencia de los canales de la cooperación internacional. La cumbre Iberoamericana de Presidentes es organizada por la Secretaría General Iberoamericana, SEGIB, donde participan los países latinoamericanos y los países de la península ibérica (Portugal y lo que se conoce formalmente como el Estado Español). El máximo representante de dicha entidad es Enrique Iglesias, ex presidente del Banco Interamericano para el Desarrollo, que, entre otras cosas, se le adjudica junto a otros organismos multilaterales la ruina latinoamericana heredada del modelo neoliberal.
La mayoría de la población latinoamericana cabe en el concepto de “juventud”, aunque vaga sea la noción de esa palabra. Y es que no existe consenso en las concepciones de Juventud en la región, aún y cuando desde la SEGIB se desprende la entidad para atender el fenómeno llamada Organización Iberoamericana de Juventud.
En el área sub continental existen ministerios, vice ministerios, subsecretarías, institutos y direcciones de la juventud con diversos niveles de incidencia y jerarquía política. Las funciones desarrolladas son de distinta índole: rectoría, asesoría y supervisión, así como de promoción de las actividades y servicios orientados a los jóvenes. Parte importante de la oferta programática orientada a los jóvenes tiene un carácter sectorial, y algunos países no cuentan con organismos oficiales a cargo de los sectores Juveniles.
En los países iberoamericanos se observa una gran diferencia en los rangos de edad con los que se define la juventud: entre los 7 y 18 años (El Salvador) no obstante la última encuesta nacional de Juventud del año 2006 elaborada por la Secretaría encargada del tema señala en su ficha técnica 15 a 24 años los encuestados; entre los 12 y 26 años (Colombia) entre los 12 y 35 años (Costa Rica) (Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, 2002); entre los 12 y 29 años (México); entre los 14 y 30 años (Argentina); entre los 15 y 24 años (Bolivia, Ecuador, Perú, República Dominicana); entre los 15 y 25 años (Guatemala, Portugal); entre los 15 y 29 años (Chile, Cuba, España, Panamá, Paraguay); entre los 18 y 30 años (Nicaragua) En Honduras, la población joven corresponde al grupo menor de 25 años (OIJ, 2001). (1)
Las diferencias en el rango de edades que define a la juventud en los distintos países revelan al menos dos tendencias. La primera es que la ampliación de la juventud a edades más tempranas (en El Salvador, Colombia, Costa Rica, México) y a edades más altas (en Chile, Cuba, España, Nicaragua, Panamá y Paraguay) puede expresar que el ser joven es una condición que se está expandiendo no solo en edad, sino en la representación que esta tiene en la sociedad. Ello puede deberse al incremento en la esperanza de vida, que bordea los 70 años, y que implicaría consecuentemente un movimiento en las identidades juveniles, ampliando la proporción de la juventud en la población. Pero también estas identidades estarían determinadas por aspectos sociales propios de la mayor demanda de educación, capacitación para el trabajo y la prolongación de las trayectorias educativas.
La juventud utilizada como excusa política.
Más allá de rangos etarios, la juventud abarca cada vez más espacios en nuestras sociedades. Las políticas deben adecuarse a ello y ser a la vez dinámicas en cuanto a la interpretación del fenómeno. Es decir, que el análisis del fenómeno debe contar con los instrumentos mas actualizados posibles para entenderlo y optimizar las líneas de acción. No podría, por tanto, entenderse a la juventud basado en instrumentos anticuados, y es que en esa etapa de la vida un corto marco temporal define muchas de las acciones, comportamientos y definiciones en comparación a otras temáticas. En uno o dos años las tendencias cambian en términos de juventud. En El Salvador siguen siendo exiguos los esfuerzos para comprender el tema. Si bien es cierto que desde el año 2001 la Asamblea Legislativa realizó consultas para la creación de la Ley de Juventud no fue sino hasta 2004 que se crea la Secretaría Nacional de la Juventud, organismo dependiente de las cuentas de Casa Presidencial.
El combate a la estigmatización de los/as jóvenes en función de sus actividades, la exclusión social de los mismos, la elaboración y ejecución de políticas orientadas al desarrollo educativo y cultural integral, a la creación de espacios con identidad juvenil, y el derecho a la recreación incluyente son menesteres –entre tantos-- que deberían ser cubiertos desde las plataformas de los gobiernos: Central y locales; sin embargo en nuestro país eso no ocurre.
La actual entidad encargada de velar por los intereses de la juventud desde el Gobierno Central difumina sus funciones alentando actividades propias de un reducido grupo poblacional (carreras de autos, conciertos con afán de lucro a precios exorbitantes, concursos televisados de belleza, baile y canto para públicos exclusivos, entre tantos otros) en lugar del fomento masivo e incluyente de las capacidades creativas, culturales, genuinas y productivas de la etapa juvenil, todo ello bajo la discrecionalidad política del partido gobernante. No es difícil inferir, por tanto, la conveniencia de efectuar ese cónclave con la excusa de la “juventud” cuando este grupo poblacional se constituye en un importante y apetitoso segmento del espectro electoral, sobre todo cuando según la Encuesta de propósitos múltiples del año 2004, el 61.7% de la población es menor de 30 años (4.170.874 personas). (2) y representan a la vez un 35 % del total de ciudadanos en capacidad de votar. (3)
Se reconoce el esfuerzo de una universidad católica privada en ofrecer en junio pasado un instrumento a la sociedad para analizar la juventud hoy día. Entre otros datos, la encuesta revela que más de un 80% son apáticos a los partidos políticos y más de un 48% no tiene preferencia política alguna; pero además contiene datos sobre los gustos y preferencias que van desde la utilización del ocio hasta la actividad sexual de los/as jóvenes de hoy. Se visibiliza hoy día a la juventud no para solventar la deuda que la sociedad tiene para comprender y asimilar el fenómeno, sino para el burdo aprovechamiento electoral y/o de los caudales de la cooperación internacional, es decir, la apatía en los/as jóvenes favorece a algunos y en el mejor de los casos ese segmento es territorio en disputa política.
En suma, caudales de recursos irán y vendrán en estos días, todos orientados al tema juvenil. Durante este año se efectúan reuniones sectoriales de los países iberoamericanos en El Salvador cuyo tema y/o excusa central es la juventud, cuyas resoluciones serán presentadas a los altos representantes y presidentes iberoamericanos. No obstante, la juventud va mas allá de resoluciones formales y regionales, la juventud es un fenómeno social, deberá ser comprendido y analizado –por propios y extraños- endógena y exógenamente, evadiendo los preconceptos de aquellos/as que ven en nuestra generación, riesgo de perder control e influencia sobre el estado de las cosas. El análisis y la acción deberán provenir en todo caso, sobrellevando los obtusos análisis del aviejamiento y el interés político electoral de un reducido grupo. Se trata de abrir brecha y espacio para una generación estigmatizada, malinterpretada y que cada vez mas rehúsa encajar en el frío análisis, y que con sus medios y a pesar de todo, ya es protagonista. ¡Cours, camarade, le vieux monde est derrière toi (4)
Notas:
(1). Consejo Iberoamericano de Juventud, CIJ.
(2) Según las proyecciones de la Dirección General de Estadísticas y Censos 1995-2025, la población NACIONAL al año 2006 se estima en mas de tres millones de niños, niñas y adolescentes(menores de 18 años), quienes representan el 53.23 % de la población de El Salvador.
(3) Según datos del Tribunal Supremo Electoral, las personas entre 18 y 30 años con capacidad de votar son 700,911.8 hombres y 744,708.9 mujeres, representan un 35.04% del padrón electoral de un total de 4,124,899 salvadoreños con DUI.
(4) ¡Corre compañero/a …el viejo mundo está de tras de vos!. Graffiti pintado en Nanterre, Francia. Mayo 1968.
Por Herbert Vargas
La juventud es tema en boga hoy día. Durante la cumbre en Valparaíso, Chile en 2007, los mandatarios y altos representantes de los gobiernos latinoamericanos decidieron dedicar a este tema el siguiente cónclave. Instituciones de diversas índoles corren presurosos tras el botín, siguiendo la tendencia de los canales de la cooperación internacional. La cumbre Iberoamericana de Presidentes es organizada por la Secretaría General Iberoamericana, SEGIB, donde participan los países latinoamericanos y los países de la península ibérica (Portugal y lo que se conoce formalmente como el Estado Español). El máximo representante de dicha entidad es Enrique Iglesias, ex presidente del Banco Interamericano para el Desarrollo, que, entre otras cosas, se le adjudica junto a otros organismos multilaterales la ruina latinoamericana heredada del modelo neoliberal.
La mayoría de la población latinoamericana cabe en el concepto de “juventud”, aunque vaga sea la noción de esa palabra. Y es que no existe consenso en las concepciones de Juventud en la región, aún y cuando desde la SEGIB se desprende la entidad para atender el fenómeno llamada Organización Iberoamericana de Juventud.
En el área sub continental existen ministerios, vice ministerios, subsecretarías, institutos y direcciones de la juventud con diversos niveles de incidencia y jerarquía política. Las funciones desarrolladas son de distinta índole: rectoría, asesoría y supervisión, así como de promoción de las actividades y servicios orientados a los jóvenes. Parte importante de la oferta programática orientada a los jóvenes tiene un carácter sectorial, y algunos países no cuentan con organismos oficiales a cargo de los sectores Juveniles.
En los países iberoamericanos se observa una gran diferencia en los rangos de edad con los que se define la juventud: entre los 7 y 18 años (El Salvador) no obstante la última encuesta nacional de Juventud del año 2006 elaborada por la Secretaría encargada del tema señala en su ficha técnica 15 a 24 años los encuestados; entre los 12 y 26 años (Colombia) entre los 12 y 35 años (Costa Rica) (Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, 2002); entre los 12 y 29 años (México); entre los 14 y 30 años (Argentina); entre los 15 y 24 años (Bolivia, Ecuador, Perú, República Dominicana); entre los 15 y 25 años (Guatemala, Portugal); entre los 15 y 29 años (Chile, Cuba, España, Panamá, Paraguay); entre los 18 y 30 años (Nicaragua) En Honduras, la población joven corresponde al grupo menor de 25 años (OIJ, 2001). (1)
Las diferencias en el rango de edades que define a la juventud en los distintos países revelan al menos dos tendencias. La primera es que la ampliación de la juventud a edades más tempranas (en El Salvador, Colombia, Costa Rica, México) y a edades más altas (en Chile, Cuba, España, Nicaragua, Panamá y Paraguay) puede expresar que el ser joven es una condición que se está expandiendo no solo en edad, sino en la representación que esta tiene en la sociedad. Ello puede deberse al incremento en la esperanza de vida, que bordea los 70 años, y que implicaría consecuentemente un movimiento en las identidades juveniles, ampliando la proporción de la juventud en la población. Pero también estas identidades estarían determinadas por aspectos sociales propios de la mayor demanda de educación, capacitación para el trabajo y la prolongación de las trayectorias educativas.
La juventud utilizada como excusa política.
Más allá de rangos etarios, la juventud abarca cada vez más espacios en nuestras sociedades. Las políticas deben adecuarse a ello y ser a la vez dinámicas en cuanto a la interpretación del fenómeno. Es decir, que el análisis del fenómeno debe contar con los instrumentos mas actualizados posibles para entenderlo y optimizar las líneas de acción. No podría, por tanto, entenderse a la juventud basado en instrumentos anticuados, y es que en esa etapa de la vida un corto marco temporal define muchas de las acciones, comportamientos y definiciones en comparación a otras temáticas. En uno o dos años las tendencias cambian en términos de juventud. En El Salvador siguen siendo exiguos los esfuerzos para comprender el tema. Si bien es cierto que desde el año 2001 la Asamblea Legislativa realizó consultas para la creación de la Ley de Juventud no fue sino hasta 2004 que se crea la Secretaría Nacional de la Juventud, organismo dependiente de las cuentas de Casa Presidencial.
El combate a la estigmatización de los/as jóvenes en función de sus actividades, la exclusión social de los mismos, la elaboración y ejecución de políticas orientadas al desarrollo educativo y cultural integral, a la creación de espacios con identidad juvenil, y el derecho a la recreación incluyente son menesteres –entre tantos-- que deberían ser cubiertos desde las plataformas de los gobiernos: Central y locales; sin embargo en nuestro país eso no ocurre.
La actual entidad encargada de velar por los intereses de la juventud desde el Gobierno Central difumina sus funciones alentando actividades propias de un reducido grupo poblacional (carreras de autos, conciertos con afán de lucro a precios exorbitantes, concursos televisados de belleza, baile y canto para públicos exclusivos, entre tantos otros) en lugar del fomento masivo e incluyente de las capacidades creativas, culturales, genuinas y productivas de la etapa juvenil, todo ello bajo la discrecionalidad política del partido gobernante. No es difícil inferir, por tanto, la conveniencia de efectuar ese cónclave con la excusa de la “juventud” cuando este grupo poblacional se constituye en un importante y apetitoso segmento del espectro electoral, sobre todo cuando según la Encuesta de propósitos múltiples del año 2004, el 61.7% de la población es menor de 30 años (4.170.874 personas). (2) y representan a la vez un 35 % del total de ciudadanos en capacidad de votar. (3)
Se reconoce el esfuerzo de una universidad católica privada en ofrecer en junio pasado un instrumento a la sociedad para analizar la juventud hoy día. Entre otros datos, la encuesta revela que más de un 80% son apáticos a los partidos políticos y más de un 48% no tiene preferencia política alguna; pero además contiene datos sobre los gustos y preferencias que van desde la utilización del ocio hasta la actividad sexual de los/as jóvenes de hoy. Se visibiliza hoy día a la juventud no para solventar la deuda que la sociedad tiene para comprender y asimilar el fenómeno, sino para el burdo aprovechamiento electoral y/o de los caudales de la cooperación internacional, es decir, la apatía en los/as jóvenes favorece a algunos y en el mejor de los casos ese segmento es territorio en disputa política.
En suma, caudales de recursos irán y vendrán en estos días, todos orientados al tema juvenil. Durante este año se efectúan reuniones sectoriales de los países iberoamericanos en El Salvador cuyo tema y/o excusa central es la juventud, cuyas resoluciones serán presentadas a los altos representantes y presidentes iberoamericanos. No obstante, la juventud va mas allá de resoluciones formales y regionales, la juventud es un fenómeno social, deberá ser comprendido y analizado –por propios y extraños- endógena y exógenamente, evadiendo los preconceptos de aquellos/as que ven en nuestra generación, riesgo de perder control e influencia sobre el estado de las cosas. El análisis y la acción deberán provenir en todo caso, sobrellevando los obtusos análisis del aviejamiento y el interés político electoral de un reducido grupo. Se trata de abrir brecha y espacio para una generación estigmatizada, malinterpretada y que cada vez mas rehúsa encajar en el frío análisis, y que con sus medios y a pesar de todo, ya es protagonista. ¡Cours, camarade, le vieux monde est derrière toi (4)
Notas:
(1). Consejo Iberoamericano de Juventud, CIJ.
(2) Según las proyecciones de la Dirección General de Estadísticas y Censos 1995-2025, la población NACIONAL al año 2006 se estima en mas de tres millones de niños, niñas y adolescentes(menores de 18 años), quienes representan el 53.23 % de la población de El Salvador.
(3) Según datos del Tribunal Supremo Electoral, las personas entre 18 y 30 años con capacidad de votar son 700,911.8 hombres y 744,708.9 mujeres, representan un 35.04% del padrón electoral de un total de 4,124,899 salvadoreños con DUI.
(4) ¡Corre compañero/a …el viejo mundo está de tras de vos!. Graffiti pintado en Nanterre, Francia. Mayo 1968.
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