19 junio 2010

POSICIÓN X: OTRA VEZ LA TEORÍA DE LA CLASE OCIOSA

OTRA VEZ LA TEORÍA DE LA CLASE OCIOSA
“Este es un país donde sorprenden los niveles de riqueza y pobreza puestos de forma contigua. La Copa del Mundo, lejos de ayudar a cambiar esta situación es sólo una lupa que amplifica todos los defectos de este sistema post-apartheid”. Esta frase, contra lo que podría parecer, no proviene de ningún activista social o un académico marxista, sino de Dave Zirin, uno de los periodistas deportivos más famosos de los Estados Unidos.

–Faltan ya sólo unas horas para que el Planeta Fútbol vea un nuevo día y que los ojos del mundo sólo sean puestos en la Copa Mundial de Sudáfrica.
La más grande fiesta de las fiestas ha comenzado, miles son los que llegan e inundan las calles; convirtiéndolas en verdaderos carnavales, llegan de todas partes del mundo los colores de los distintos países se dejan ver. –Esto parece ser comentario de los que hiciera un narrador deportivo, de esos que llegan a ser presidentes–

Es muy cierto que la algarabía por un balón que comience a rodar, durante un mes, en toda Sudáfrica es mucha, pero ¿qué hay detrás de tal sentimiento? La verdad, no hay gran diferencia, con lo que causaron los mundiales pasados. Sin embargo existe algo que la Federación Internacional de Fútbol Asociación (mejor conocida por su acrónimo FIFA), entidades comerciales y uno que otro gobierno del mundo –aunque usted no lo crea– no le mostraron al mundo, es decir, una analogía de la realidad mundial. Esto es lo que la FIFA escondió: un país donde las desigualdades sociales son más que evidentes, donde pocos son muy ricos y muchos son muy pobres (¿Le recuerda a algún país? ¿Tal vez al nuestro?). Esconden, también, un país donde el SIDA aqueja a millones de personas, un país donde las estadísticas sobre el delito de la trata de personas presentan número alarmantes, un país donde son asesinadas alrededor de 18,000 personas al año, un país de contrastes, un país violento en muchos aspectos.

La FIFA también es responsable de la mercantilización del fútbol, deporte, que hoy en día, se convierte en el mejor de los productos que ofrece la sociedad de consumo. Una sola declaración de estos personajes paraliza el mundo, la gente olvida las absurdas sanciones contra Irán, la masacre sistemática de niños en La Franja de Gaza, el colapso en Europa, los enfrentamientos en Corea, el hambre de los niños en el mundo. Como lo dijo el connotado escritor uruguayo, Eduardo Galeano: la FIFA es el Fondo Monetario Internacional (FMI) del fútbol.

Y es que esa institución “altruista” del fútbol comercializa cada producto que este deporte engloba, es un mercado de más de 250 millones de dólares, un verdadero icono del capitalismo salvaje, la FIFA nunca perderá dinero. Por si esto fuera poco también somete a los gobiernos a sus disposiciones, incluso la de reformar el ordenamiento jurídico interno, si desean optar a ser sedes de un mundial, y si no también. La FIFA es un estado soberano, su única misión es la de abrir mercados y someter a la sociedad a un nuevo opio: el fútbol mercantilizado.

Pero este “nuevo opio” no es tan nuevo, la utilización ideológica y política que se hace del fútbol, por parte del capitalismo, se da desde hace años. Ejemplo del uso del fútbol como propaganda son: Mussolini, Hitler y Stalin, también el significado que tuvo el fútbol para la dictadura militar argentina en el Mundial de 1978, donde Argentina ganó, en Buenos Aires, mientras fuera de los estadios desaparecían decenas de miles de los mejores jóvenes y luchadores sociales, entre ellos deportistas y atletas profesionales.

Así como las drogas prohibidísimas, en los estados infectados por el narcotráfico, este tipo de fútbol no es más que otra burbuja, otro medio de evasión, un mundo ficticio que se traduce en el opio del pueblo, que va más allá que la religión, que no la tenemos todos los días –¡gracias a Dios! – distrayéndonos de lo que pasa en el mundo, la realidad, al final, nuestro equipo es EL DE LOS JODIDOS y este deporte pasivo y tramposo es un negocio por demás excluyente.

De modo que en nuestro país seguimos enfrentándonos a medidas, nada pensadas, por el alcalde capitalino, Norman Quijano, y demás funcionarios públicos, la crisis económica, el cambio climático; mientras algún partido se juega en las tierras entregadas por los ex… ex-antiapartheid, que son, hoy, los gestores del mundial y de una buena parte de los proyectos que dificultan la vida de los más pobres en Sudáfrica.

En la mayor crisis económica del mundo, en una crisis ecológica que podría ser fatal para el destino de nuestra civilización y planeta, estamos más bien preocupados por un mes de pelotas y –perdón por la expresión– por unos charlatanes y explotadores de la ingenuidad. También en esto somos una civilización en profunda descomposición que imita los métodos de la decadencia del Siglo III, de nuestra era, durante el Bajo Imperio Romano: a circo y pan.

Equipo Mapache
San Salvador, 19 de junio de 2010

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