07 agosto 2010

POR LAS TIERRAS DE CENTROAMÉRICA


Crónica de un viaje a la celebración del 31 aniversario del triunfo de la Insurrección Popular Sandinista

POR LAS TIERRAS DE CENTROAMÉRICA

Herbert Vargas

17 de julio de 2010. Una húmeda tarde gris por las tierras de Centroamérica. Un contingente de jóvenes salvadoreños se internaba en territorio hondureño. El destino final: La Nicaragua Sandinista.

Horas tensas en la frontera salvadoreña-hondureña. Al fin de cuentas es territorio golpista. Territorio donde la delgada y frágil línea de la democracia representativa burguesa, es ahora no más que un recuerdo, cercano y doloroso recuerdo. La lucha de nuestro pueblo hondureño es atisbada por la sangre de nuestros compañeros –la mayoría jóvenes– que cayeron creyendo en Honduras y en la nueva Centroamérica. Nuestra delegación optó por medidas de seguridad, mantener el comportamiento. El ímpetu de las juventudes cedió ante la tensión de 6 retenes. A pesar de no ser soldados ni policías, sujetos con chalecos detuvieron a cuanto transporte “extranjero” encontraron. La experticia de nuestro compañero motorista hizo más dúctil el paso. Su sonrisa por el retrovisor nos indicaba la existencia de algún trámite que nuestro bus cumplía a cabalidad.

Hablar de trámites cumplidos a “cabalidad” en una Honduras cuyos milicos a punta de fusiles, en una madrugada sacaron a su presidente constitucional y en un país en la que un golpe de estado pasa por “sucesión forzada” y en un país donde se inventan elecciones y la comunidad internacional dictamina que ahí nada pasó y que hay que seguir adelante, resulta risiblemente irónico.

Nuestro paso fácil por territorio hondureño, fue gracias a la fuerza de un promedio de 3 dólares por parada de cada funcionario que encontramos en la carretera -6 en total -que no eran policías ni eran soldados pero que sin aparente preocupación por nada más, nos dejaban pasar al compás de 2 ó 3 dólares –unos 40 ó 50 lempiras–.


Así transcurrieron las casi 3 horas en territorio hondureño. Nuestra misión incluía recoger a los compas hondureños de la resistencia popular que viajarían con nosotros. El cansancio del viaje cedió a la alegría de encontrarnos una vez más con los camaradas de la resistencia. Sin más palabras, nuestros rostros, nuestros abrazos durante ese encuentro, fueron mudos gestos en homenaje a aquellos jóvenes asesinados por los golpistas, a los cientos de miles que aún resisten en Honduras y en cualquier parte de nuestra Centroamérica y el mundo.


Mientras más nos acercábamos a Nicaragua, la tensión disminuía. La frontera con Nicaragua apareció y con ella aparecieron las sonrisas y de nuevo el entusiasmo. Ahora nada parecía detener en embate de solidaridad que se cierne en nuestro contingente juvenil salvadoreño. Nada impediría el encuentro con la gesta libertaria desarrollada por nuestros pueblos en el hermano país. El 31 aniversario del triunfo de la insurrección popular sandinista nos aguardaba.

Nuestra Nicaragua es un homenaje silencioso a la contradicción. A la dialéctica. El país mas pobre de nuestra América Continental, ha sido también escenario del despotismo más vulgar, de las más crueles dictaduras, de la concentración más ominosa de la riqueza de ese territorio .Pero Nuestra Nicaragua es también escenario de los más hermosos pasajes de heroísmo y dignidad.
Muchos de nuestra delegación salvadoreña jamás habían visto escenarios tan inmensos, carreteras tan largas. Algunos de nuestros jóvenes nunca habían dejado El Salvador. Sin embargo, para todo aquel que viajó en ese bus, todo lo descrito poseía un aire eminentemente familiar. El hambre es la misma. La miseria es la misma. La desigualdad es la misma. La concentración de la riqueza es la misma. La aturdidora publicidad de las empresas es la misma. Un ambiente idóneo para explicarnos a nosotros mismos –más allá de palabras y textos- que despojándonos de cualquier vestigio de provincialismo nos convence que nuestra Centroamérica no es más que una sola. Un solo origen. Un solo fin.


Luego de resolver detalles logísticos, llegamos a Managua. Ahí pudimos constatar el papel preponderante de la juventud para la organización política sandinista. Un evento popular y bien montado para los jóvenes. El plato principal se trataba de la banda boricua “Calle 13”, cuya trova urbana testifica la evolución de una generación que no está dispuesta a seguir sacando brillo a la bota que aplasta sus ilusiones.

La banda boricua reconoce el talento y el talante de nuestra generación. Retrata en sus canciones, con lenguaje coloquial, la cotidianidad de nuestros jóvenes, y la experiencia replicable en cualquier barrio de San Juan, Panamá, Caracas, Managua o San Salvador. Y es que revolución sin baile no es revolución y parece que los sandinos han comprendido eso a cabalidad. Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica, decía el Presidente Salvador Allende a los jóvenes estudiantes de medicina allá por 1962. Asimismo ser joven y aburrido es una contradicción hasta histórica, he de agregar. No tuvimos tiempo de analizar del peso de los mensajes hacia la juventud, el método organizativo utilizado, la visión teórica aplicada en la formación de los cuadros juveniles sandinistas, y quizá no era el momento de hacerlo. Cada vez que se va a Nicaragua, en busca de análisis, uno puede esperar casi cualquier cosa bajo la cobija del pragmatismo sandinista. Eso sí, esa noche era tiempo de celebración, de fiesta, era el 31 aniversario del triunfo de la insurrección popular sandinista. Casi nadie de los ahí presentes, vivía ese entonces. Muy pero muy pocos de ellos si quiera recuerdan el período de gobierno sandinista a partir de ese triunfo hasta 1990. La mayoría en el concierto ni siquiera había nacido al momento de las elecciones de 1990 que dejaron a Violeta Barrios de Chamorro como presidenta y a la Unión Nacional Opositora como coalición “oficial”. Y he ahí el mérito. La algarabía se apoderó como espíritu chocarrero de las juventudes ávidas de diversión y entretenimiento. En el país del la Flor y la Caña, una que otra baja era de esperar. “El jarabe de eje palo es brujo” nos sentenció una cipotilla adolescente en tono de concejo maternal. Bailes y muy ordenadas consignas políticas se repetían hasta el hartazgo. Grupos locales de reggaetón muy bien adaptados a la ocasión proferían sus ritmos y rimas pegajosos. La música andina hizo presencia y el folklore nicaragüense tradicional hizo mover y brincar hasta al más tullido. Todo bajo la silueta iluminada del monumento al campeón mundial de boxeo y ex alcalde sandinista de Managua: Alexis Arguello.


Un nuevo día para conocer la monumentalidad de la Ciudad de Managua, que contrasta con los impresionantes niveles de miseria en nuestros países. Los mismos fenómenos. La concentración demográfica, el hacinamiento, la pequeñez de los espacios físicos de la ciudad San Salvador, contrastan con una Managua en la que a pesar de ser los mismos fenómenos todo parece distante, inmenso. Tensamente calmo.

Y así vimos desde la abominación humana de la explotación capitalista, niños y niñas pedigüeños en las calles, tugurios urbanos hasta la enormidad y belleza de los monumentos coloniales y naturales, edificios bursátiles modernos y las islas de los ricos nicaragüenses.

Y la celebración llegó

En las plazas de Managua caben unas 20 ó 23 veces las más grandes plazas salvadoreñas. La majestuosidad de la Plaza de la Fe, sede del acto central, no tuvo precedentes en la vista de la mayoría de nuestros jóvenes. Desde tempranas horas de la mañana el principal canal de televisión –canal 4– transmitió la mega movilización en ocasión del 31 aniversario del triunfo sandinista.

Esa mañana, las tablas, artículos y editoriales de los principales periódicos de Nicaragua proferían su acostumbrado veneno en contra del triunfo popular. “En la revolución no hubo caudillos”, rezaba un titular mientras que en otro: “9 mil millones de córdobas en la fiesta del partido-estado”. Entre sus páginas también San Salvador fue noticia: “El SICA se reúne en San Salvador”; “Honduras debe refinanciar su deuda”; ó “9mil afectados por tormenta en El Salvador”.

Por las calles de Managua, encontramos cientos de buses que recogían a cuanto ciudadano quisiera ir a la celebración de la Plaza. En el barrio que nos hospedaba, se observó una columna de buses para recoger a la militancia sandinista. Esa misma operación se replicaba en otras ciudades. De todos los puntos del país se desplazaron a la gran celebración. El rojinegro –literalmente– vistió Nicaragua ese día.

Bajo un abrazador sol y mientras caminábamos rumbo a la plaza, pudimos observar a través de las ventanas de los buses y en los techos de éstos, las miradas perdidas de cientos de personas abrumadas por los efectos de la Flor y la Caña. Era día de fiesta a fin de cuentas.

Una plaza completamente rojinegra, literalmente hasta las banderas. Cientos de miles ahí reunidos. Apoteósico despliegue de colorido, música y propaganda sandinista. Y nosotros, hinchados de orgullo caminando por las mismas calles donde ingresaran heroicas las columnas de las tres facciones de Frente Sandinista de Liberación Nacional aquel 19 de julio de 1979. A dos cuadras de ahí, observamos incólumes la imponente imagen del “General de Hombres Libres” en la Casa de los Pueblos; estampamos en nuestros recuerdos aquel Palacio Nacional que tomara por asalto una columna guerrillera sandinista obligando al congreso de ese entonces a claudicar ante la justicia y la dignidad de un pueblo en armas; apreciamos la imponencia y belleza de la gigantesca asta donde orgullosas blandean la bandera nicaragüense junto a la heroica bandera sandinista.

En esa celebración, como pacto no hablado entre nuestra delegación de jóvenes, está nuestro compromiso. Un ejemplo que inspira tanto como los que en El Salvador nos empapan, por seguir el sendero de liberación y revolución, por construirlo, reconstruirlo, inventarlo y reinventarlo acorde a las circunstancias de nuestra generación. Nosotros permanecimos firmes, viendo erguidas las heroicas banderas farabundistas y rojiblancas de nuestra lucha local. Un sol radiante y una refrescante brisa encumbraban a un solo compás nuestras banderas revolucionarias centroamericanas. Una vez más, despojándonos de cualquier vestigio de provincialismo nos convencemos que nuestra Centroamérica nos es más que una sola. Un solo origen. Un solo fin.

Así fue nuestro viaje…por las tierras de Centroamérica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

estoy de acuerdo en mucho de lo que has escrito en este comentario, lo lamentable es que muchos de los jovenes salvadoreños que acompañaron dicho evento, no tenian ni la mas minima solvencia o responsabilidad que implicaba la participacion.

se te olvida decir, qe mas bien fue una excursion de jovenes que lejos de acompañar a una celebracion historica a nivel centroamericano, eran jovenes que simplemente querian ir a desestresarse de los vaivenes que se viven en nuestro pais El Salvador, jovenes que aprovecharon estar lejos del control de sus progenitores para realizar el bacanal de sus vidas.

pero que quede claro, esta experiencia no fue lo que yo esperaba, simplemente el grupo se plego a la celebracion que ahi se vivia, fueron unos pocos los que sabiamos a que habiamos ido, la gran mayoria fue a conocer lugares donde a lo mejor no habian visitado nunca en sus vidas, pero sobre todo, a derrochar el tiempo al compas de la flor de caña.

seamos objetivos compañero, talvez usted y yo lo vivimos de esa manera, pero los demas jovenes no sabian y nunca supieron de la esponsabilidad que implicaba nuestra presencia.

ah y que bueno que no eramos la delegacion oficial, porque de lo contrario, ubiesemos dejado mucho que desear en el terrotorio nicaraguense.

Anónimo dijo...

ESTOY DE ACUERDO CON EL COMENARIO DE LAS 13:45, LA MAYORIA IBA A JODER, SE FUERON DE RUMBA CON EL RON FLOR DE CAÑA, SE FUERON A PASEAR Y CADA LUGAR QUE VISITABAN SE IBAN EN BUSCA DE LAS TOÑAS Y EL RON.

NO HERBET, NO SE VIVIO COMO TU DICES, Y REVISEMOS EL ACTUAR DE LOS RESPONSABLES DE LA ACTIVIDAD, ELIAS Y MALACARA QUE HASTA METIERON A UNA NICARAGUENSE AL RECINTO DONDE NOS HOSPEDARON, LA EMBORRACHARON Y LUEGO LA TIRARON POR UN MURO PERIMETRAL.

JAJAJA FUIMOS A JODER Y DIVERTIRNOS CON MUJERES Y RON, NO SE NOS OLVIDE, PORQUE LA UNICA PARTICIPACION A MEDIAS QUE TUVIMOS FUE EN LA PLAZA DE LA FE, JAJAJA, PERO EN FIN, SOMOS JOVENES Y A ESO ES LO QUE VAMOS, A JODERRRRRRRR.