14 septiembre 2009

La "independencia" centroamericana en tres relatos PARTE 2

COMO LLEGAMOS A SER “INDEPENDIENTES”. PARTE II.

Fue imposible para los españoles y Pedro de Alvarado conquistar en ese primer asalto nuestra tierra cuzcatleca. En 1524, un segundo intento por conquistar Cuzcatlán fue necesario, éste fue capitaneado por Diego de Alvarado, acá los españoles tuvieron más éxito, pero aún no logran completar la victoria. Ya para entre los años 1525 y 1542 la Villa de San Salvador aparece en las crónicas. Sin embargo, existe discrepancia en el año de su fundación, los historiadores barajan varias fechas; 1524, 1525, 1528 e incluso 1542. La crueldad y la barbarie de aquellos españoles fueron la principal causa del exterminio aborigen, aparte de los trabajos forzados en las minas de oro y metales preciosos, las enfermedades infecciosas comunes en Europa como la viruela, la sífilis, la peste y otras. El consumo desmedido de alcohol impulsado por los europeos, la importación de los negros del África y la llegada de más españoles dieron la estocada final a nuestra gloriosa cultura.

Las desigualdades sociales, el violento y rápido mestizaje, las ansias de venganza de las masas indígenas oprimidas, las luchas de España contra Napoleón Bonaparte, la revolución francesa y los diferentes movimientos independentistas en América, impulsaron a nuestro “pueblo” a proclamar la independencia. Hacemos énfasis en “pueblo”, porque fue él el artífice, el pilar, el personaje principal de la independencia y no los próceres, como nos lo ha querido vender la historia oficial.

Pero, ¿quiénes fueron los próceres? Bueno, hay que decir que todos, absolutamente todos eran parientes, descendientes de un mismo tronco familiar: la familia de León. Comencemos. Fue el presbítero don Pedro Manuel de León y Lobato descendiente de Sancho de Barahona -compañero de Pedro de Alvarado- y probablemente de los de León y Cardona –igualmente conquistadores y fundadores de Quezaltenango-, el aristócrata patriarca de la Familia de León y quien, antes de morir, heredó su inmensa fortuna a las cinco ramas de la familia, ojo con los apellidos: Aguilar, Arce, Delgado, Arauzamendi, y Lara. Los principales próceres de la independencia salvadoreña que nos ha vendido la historia oficial fueron miembros de esta familia criolla de León: José Matías Delgado, Manuel José Arce, los hermanos Aguilar, los hermanos de Lara, José Simeón Cañas, los hermanos Arauzamendi, etc. Todos hermanos, medio hermanos, tíos, o primos en diferentes grados. Y para muestra un pequeño botón: el padre de los hermanos Aguilar era el Capitán don Manuel de Aguilar y de León, quien era tío de José Matías Delgado, o sea, que Matías Delgado y los Padres Aguilar eran primos, mientras la hermana de los Aguilar (Doña Ana, prima también de Matías Delgado) era la madre de los hermanos Mariano y Domingo Antonio de Lara. Que tal… pero aún hay más. Pedro Manuel de León y Lobato tenía muchos familiares, sus sobrinos, hijos de su hermana Doña Manuela de León y Lobato, casada con Don José de Arce; la esposa de su sobrino Manuel de Arauzamendi y de León y nuera de su hermana Doña Ignacia de León y Lobato era Doña Josefa de Aguilar. Su otra hermana era Doña Manuela casada con Don Pedro Delgado, padres de José Matías Delgado de León. José Simeón Cañas y Villacorta posiblemente sea nieto del matrimonio de Mariana de León y de don Francisco de Cañas, del cual existe prueba documental. Una hermana de José Simeón Cañas se casó con el doctor en Medicina, Santiago José Célis, otro prócer de la Independencia. Incluso tenemos próceres que nacieron “fuera de matrimonio”, algo muy condenado en aquella época, ese es el caso de Juan Manuel Rodríguez, pariente de Matías Delgado, quizá medio hermano. Juan Manuel Rodríguez fue hijo ilegítimo con sangre mestiza, resultado de amores ilícitos de Pedro Delgado, de origen panameño y padre de José Matías Delgado, con una mestiza. Así fue pues, que la gran familia de León inició la tradición de casar hijos e hijas, ya ramificados, entre ellos mismos, para no "diluir linaje y riqueza"; y todos eran terratenientes, hacendados, doctores, jurisconsultos o curas, pero sobre todo, miembros de la "primera" familia de San Salvador, quizás la más rica. Esta familia fue la progenitora natural de las siguientes familias oligarcas que virtualmente aún tienen el poder en El Salvador.

La versión oficial de la insurrección del 5 de Noviembre de 1811 dice que "José Matías Delgado, a las 4 de la mañana, lanzó el primer grito de libertad tocando a rebato las campanas de La Merced". Lo que no cuenta la historia oficial, es que previo al 5 de Noviembre de 1811 ya había habido varios levantamientos de los mestizos e indios contra la dominación española en todo El Salvador. La historia oficial nos dice que después que Delgado repicó las campanas de la Iglesia La Merced, Manuel José Arce se trasladó cerca al Ayuntamiento y proclamó la Independencia ante "cientos de patriotas allí reunidos". Lo que no cuentan es que todas las ramas de la familia de León, descendientes y seguidores, se hallaban presentes vitoreando, escuchando y agitando a las masas. Allí estaban los hermanos Nicolás, Vicente y Manuel Aguilar, Mariano y Domingo Antonio de Lara, José Simeón Cañas y Villacorta, Juan Vicente Villacorta, Bernardo Arce y de León (padre de Arce), los hermanos Juan Miguel y Francisco Delgado y de León (hermanos del cura Matías Delgado), Leandro Fagoaga (sobrino de doña Antonia Fagoaga y Aguilar, madre del rico hacendado Manuel J. Arce) los hermanos Arauzamendi; y entre sus seguidores también había mestizos e indígenas. Lo que no cuentan es que la situación que los mismos próceres habían creado se les salió de control, las masas se les voltearon y la agarraron contra ellos. El pueblo asaltó el Salón de Armas apoderándose de los fusiles, asaltó la tesorería del estado y se apoderó del dinero, depuso al Intendente y nombró a su propio alcalde y gobernador. Siniestramente y lleno de miedo aparece, de agitador a pacificador, José Matías Delgado y de León con su prestigio, su sotana, su superioridad; y usando sus mejores esfuerzos logró calmar el ímpetu revolucionario de las masas. Esto no lo cuenta la historia oficial. La cobardía de nuestros próceres al ver que el pueblo en verdad estaba luchando por su libertad y no por la libertad de un grupito de criollos como ellos lo habían planificado. Y la historia se repitió en 1814 cuando el pueblo protesta por los presos políticos de 1811 y por unas elecciones amañadas y se da de nuevo un conato de insurrección dirigido magistralmente por el grandísimo patriota de patriotas Pedro Pablo Castillo, pero de nuevo los Arce, Célis, Rodríguez y demás compinches calman los ánimos, traicionan a Pedro Pablo y hacen que las masas sean una vez más derrotadas y arrestadas.

De todos los próceres de la primera familia oligarca de El Salvador, para 1821 sólo sobrevivían cuatro: Matías Delgado, Manuel José Arce, José Simeón Cañas y Juan Manuel Rodríguez. Fueron las grandes movilizaciones populares en la ciudad de Guatemala el 15 de septiembre de 1821, las que obligaron a la magna asamblea reunida en el Palacio Nacional a declarar la independencia, poniendo fin a las vacilaciones de algunos elementos oligárquicos que maniobraban y presionaban por una independencia a medias, con la puerta abierta para regresar a la colonia cuando mejorara la situación de España con Bonaparte. Que los salvadoreños y salvadoreñas juzguen entonces el accionar de los “próceres” de la independencia y decidan cómo recordarles…


Equipo Mapache.
Juventud Farabundo Martí.
San Salvador, septiembre 17, 2005.

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